viernes, 14 de junio de 2013

Poesia mística

San juan de la cruz: Su primera identificación como fraile Juan de San Matías, fue un religioso y poetamístico del renacimiento español.


Poema: NOCHE OSCURA

1. En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.

2. A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡Oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

3. En la noche dichosa
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.

4. Aquésta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.

5. ¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!

6. En mi pecho florido
que entero para él sólo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba

7. El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.

8. Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.



TRATA DE:Canciones del alma que se goza de haber llegado al alto estado de
la perfección, que es la unión con Dios, por el camino de la
negación espiritual. 







santa Teresa de la cruz
VIVO SIN VIVIR EN MÍ

Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí:
cuando el corazón le di
puso en él este letrero,
que muero porque no muero.

Esta divina prisión,
del amor en que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga:
quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.

Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo el vivir
me asegura mi esperanza;
muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte;
vida, no me seas molesta,
mira que sólo me resta,
para ganarte perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero
que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba,
que es la vida verdadera,
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva:
muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.

Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios que vive en mí,
si no es el perderte a ti,
para merecer ganarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.



DE QUE TRATA: La poeta nos muestra por sus palabras su amor profundo para Dios y su anhelo intenso de estar con Dios.


Santa teresa de la cruz:fue una religiosa, doctora de la Iglesia Católicamística y escritoraespañola, fundadora de las carmelitas descalzas,

Frai Luis de leon


Frai Luis de la Cruz: fue un poeta,humanista y religioso agustino español de la Escuela salmantina. Uno de los escritores más importantes de la segunda fase del Renacimiento español.




ODA XXI
A NUESTRA SEÑORA 

Virgen, que el sol más pura, 
gloria de los mortales, luz del cielo, 
en quien la piedad es cual la alteza: 
los ojos vuelve al suelo 
y mira un miserable en cárcel dura, 
cercado de tinieblas y tristeza. 
Y si mayor bajeza 
no conoce, ni igual, juicio humano, 
que el estado en que estoy por culpa ajena, 
con poderosa mano 
quiebra, Reina del cielo, esta cadena. 

Virgen, en cuyo seno 
halló la deidad digno reposo, 
do fue el rigor en dulce amor trocado: 
si blando al riguroso 
volviste, bien podrás volver sereno 
un corazón de nubes rodeado. 
Descubre el deseado 
rostro, que admira el cielo, el suelo adora: 
las nubes huirán, lucirá el día; 
tu luz, alta Señora, 
venza esta ciega y triste noche mía. 

Virgen y madre junto, 
de tu Hacedor dichosa engendradora, 
a cuyos pechos floreció la vida: 
mira cómo empeora 
y crece mí dolor más cada punto; 
el odio cunde, la amistad se olvida; 
si no es de ti valida 
la justicia y verdad, que tú engendraste, 
¿adónde hallará seguro amparo? 
Y pues madre eres, baste 
para contigo el ver mi desamparo. 

Virgen, del sol vestida, 
de luces eternales coronada, 
que huellas con divinos pies la Luna; 
envidia emponzoñada, 
engaño agudo, lengua fementida, 
odio crüel, poder sin ley ninguna, 
me hacen guerra a una; 
pues, contra un tal ejército maldito, 
¿cuál pobre y desarmado será parte, 
si tu nombre bendito, 
María, no se muestra por mi parte? 

Virgen, por quien vencida 
llora su perdición la sierpe fiera, 
su daño eterno, su burlado intento; 
miran de la ribera 
seguras muchas gentes mi caída, 
el agua violenta, el flaco aliento: 
los unos con contento, 
los otros con espanto; el más piadoso 
con lástima la inútil voz fatiga; 
yo, puesto en ti el lloroso 
rostro, cortando voy onda enemiga. 

Virgen, del Padre Esposa, 
dulce Madre del Hijo, templo santo 
del inmortal Amor, del hombre escudo: 
no veo sino espanto; 
si miro la morada, es peligrosa; 
si la salida, incierta; el favor mudo, 
el enemigo crudo, 
desnuda, la verdad, muy proveída 
de armas y valedores la mentira. 
La miserable vida, 
sólo cuando me vuelvo a ti, respira. 

Virgen, que al alto ruego 
no más humilde sí diste que honesto, 
en quien los cielos contemplar desean; 
como terrero puesto— 
los brazos presos, de los ojos ciego— 
a cien flechas estoy que me rodean, 
que en herirme se emplean; 
siento el dolor, mas no veo la mano; 
ni me es dado el huir ni el escudarme. 
Quiera tu soberano 
Hijo, Madre de amor, por ti librarme. 

Virgen, lucero amado, 
en mar tempestuoso clara guía, 
a cuvo santo rayo calla el viento; 
mil olas a porfía 
hunden en el abismo un desarmado 
leño de vela y remo, que sin tiento 
el húmedo elemento 
corre; la noche carga, el aire truena; 
ya por el cielo va, ya el suelo toca; 
gime la rota antena; 
socorre, antes que emviste en dura roca. 

Virgen, no enficionada 
de la común mancilla y mal primero, 
que al humano linaje contamina; 
bien sabes que en ti espero 
dende mi tierna edad; y, si malvada 
fuerza que me venció ha hecho indina 
de tu guarda divina 
mi vida pecadora, tu clemencia 
tanto mostrará más su bien crecido, 
cuanto es más la dolencia, 
y yo merezco menos ser valido. 

Virgen, el dolor fiero 
añuda ya la lengua, y no consiente 
que publique la voz cuanto desea; 
mas oye tú al doliente 
ánimo, que contino a ti vocea.



DE QUE TRATA: habla de la virgen Maria.



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